Cada año, vemos empresas escalar, pero dejamos de ver a otras, que no necesariamente desaparecen, pero dejan de crecer, se estancan en la misma facturación de los años anteriores y si no están creciendo, empiezan a morir. Estas empresas empiezan a hacer cambios radicales, transforman a sus equipos de venta, cambian de directivos, transforman su imágen, pero nada de estos cambios hace que realmente se mueve la aguja.
La mayoría busca una serie de soluciones, que si bien pueden ayudar para sacar a flote el barco, no son la piedra angular que hace que los resultados crezcan, los cursos de marketing y ventas para el equipo funcionan, sólo si se ha hecho el proceso previo.
Si no se hace el cambio más importante, los cambios de resultados no llegan: la mentalidad del dueño del negocio y los tomadores de decisiones.
En la mente de cada persona existe un termostato financiero que es el que regula cuánto dinero es el que una empresa puede generar, incluso cuando se empieza a generar un poco más de ingresos, no pasa mucho tiempo y se vuelve a regresar a la cifra en la que estaban estancados.
Pueden pasar años y seguir buscando hacer cambios, pero pareciera que se ha llegado a un techo casi imposible de romper. Para ajustar este termostato financiero se deben de trabajar diferentes áreas internas tanto del dueño del negocio como de los tomadores de decisiones, ya que sin estos cambios, el termostato volverá a re ajustar a las cifras en las que están estancados o incluso pareciera que están viviendo en la montaña rusa del dinero, en donde de pronto se generan más ingresos y al poco tiempo desaparecen y vuelven a subir con caídas cada vez más grandes.
Es necesario entender que cuando se hace una proyección de cuánto más les gustaría aumentar los ingresos, no existe una lámpara mágica y esos ingresos no llegarán de la nada si no se hace un proceso interno.
Lo primero es entender qué paradigmas acerca del negocio y personales se han generado a lo largo del tiempo, lo que crees sobre los ingresos del negocio es lo que te ha llevado a la situación en la que estás y quizás esos paradigmas te hicieron crecer en un inicio, pero no van a desestancar y mucho menos llevarte al siguiente nivel.
Segundo, los hábitos y la forma en la que te comportas en privado y frente a los demás, dictan los resultados que tienes, entendiendo que tu equipo es un simple reflejo de ti.
Por último, es importante trabajar en tu merecimiento y el de tu equipo, y no hay que confundir merecimiento con ego inflado, el merecimiento es lo realmente mueve la aguja en tus ingresos.
Si tu merecimiento no está alineado con tus objetivos, entonces será imposible crecer, a pesar de haberlo logrado antes y como consecuencia, tu merecimiento debe contagiar al de todos tus colaboradores para creer que son capaces de lograr los objetivos que se han propuesto.
Muchos emprendedores y empresarios se quejan de sus equipos sin darse cuenta que en la mayoría de los casos ellos son un reflejo de sus acciones.
La clave para crecer cualquier negocio, una vez que trabajas en tí es entender qué tipo de influencia es la que tu ejerces sobre tu equipo y esta no se logra con premios y castigos, sino siendo el modelo de lo que tu equipo quisiera aspirar.
Por lo tanto, el techo lo pones tú, pero lo construyen ellos y si quieres romper el techo financiero de tu empresa es importante empezar por ti.
Es tu vida, haz que cuente
Ricardo GP
Mentor en Crecimiento Acelerado
ricardogp.com
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